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Final de Juego

 

Todo concluye al fin
nada puede escapar
todo tiene un final
todo termina

Vox Dei.

 

El día de mi muerte pueden pasar dos cosas. La primera y más probable es que mi cuerpo no llegue a comenzar a descomponerse antes de que, cumpliendo mi voluntad, ordenen quemarlo, sin que exista más que carne inútil, tendones y huesos viejos por todo saldo físico de mi existencia. La segunda es que compruebe con alegría que he vivido equivocado, y exista una vida eterna más allá de lo terrenal. En ese caso ―espero, aunque lo dudo― llegaría al cielo furioso, y lo primero que haría es pedir una entrevista con Dios. Me recibiría, por supuesto, porque allá arriba todo sería muy cordial. Me encararía con él echando espuma por la boca y con los ojos encendidos:

―¡Grandísimo hijo de puta! ―le diría―. Ahora que se terminó todo, ¿me vas a explicar por qué mierda, en lugar de dejarme ser feliz, me tuviste que hacer escritor?

Probablemente Él se reiría, y me soltaría una explicación trivial e insulsa. Y es que no solamente no creo en Dios, sino que creo que si existe y es como lo describe la Iglesia, entonces el tipo es, lisa y llanamente, un boludo.

Discusiones teológicas insulsas aparte, lo cierto es que ser escritor duele como la mierda. A veces mucho, otras no tanto, pero la convocatoria a la palabra no puede ocurrir si no se produce un contacto real entre el escritor y su dolor.

Duele cada coma, cada personaje vivo y cada personaje muerto. Duele el amor de los personajes, duele su dolor.

El dolor es material humano, es vivencia pura. Sin él no existe la posibilidad del placer ni de la risa. Sin él no existe ese punto indefinible y sustancial que separa genéticamente a un chimpancé de un ser humano, y, definitivamente, si no existe el dolor, entonces no hay nada que contar.

 

Hoy, que irónicamente en España se celebra el día de los muertos, es uno de esos días en los que ser escritor duele más que otros.

Siento el mismo dolor con eco de vacío que sentí cuando terminé cada una de mis novelas.

El mismo dolor de ausencia que cuando parte un amigo.

El mismo que se dibuja en sangre sobre la piel, el que te llena las tripas de espuma cuando estás enfermo.

El mismo dolor penetrante, agudo e inexplicable que se siente en los huesos, que te llena de adentro hacia afuera, hasta que lo único que queda es una simple cáscara visible, una piel vacía, una mirada perdida.

 

Hoy, después de más de tres años, estoy escribiendo el último texto de Reflexiones de un Aprendiz de Brujo.

Solamente puedo intentar, como me salga, agradecer a todos ustedes por estos tres años. Han sido ―desde el punto de vista de mi satisfacción personal― geniales. Escribí ―contando éste― ciento cuarenta y cinco artículos, que recibieron en total más de cien mil visitas, más de mil comentarios, y mucho, mucho amor. Amor de mi parte al escribirlos, amor de parte de ustedes al leerlos.

También hubo algunos momentos ingratos, pero hoy, en retrospectiva, no son más que anécdotas.

Lo cierto es que el ciclo de Reflexiones de un Aprendiz de Brujo llegó a su fin. Eso no significa que yo no tenga más que decir, ni que vaya a dejar de escribir. Simplemente significa que este formato, este blog y mi compromiso establecido de esta manera, llegaron a su fin.

Enterremos hoy, día de los muertos, a Reflexiones de un Aprendiz de Brujo como se merece, con dolor, pero con alegría, porque por lo menos a mí, me ha dado mucho.

Después, como siempre que alguien muere, la vida sigue. Ya veremos qué trae.

 

De todo corazón, muchas gracias por estos tres años.

 

Federico Firpo Bodner

Barcelona, 1 de noviembre de 2012

 

Nota: muchos de ustedes se preguntarán ¿y ahora qué? Intentaré responderlo brevemente:

  • En Reflexiones de un Aprendiz de Brujo no habrá más artículos. No obstante, en http://aprendizdebrujo.net, los artículos publicados permanecerán disponibles indefinidamente.
  • Seguiré escribiendo y publicando artículos, aunque con otra frecuencia (o la misma) y otra temática (o la misma, quién sabe?) en mi web/blog personal: http://www.federicofirpobodner.com.
  • Quienes estaban suscritos a este blog, quedarán automáticamente suscritos al nuevo. Está disponible en la página de inicio de mi web una nueva opción de suscribirse/desuscribirse, tanto para quienes quieran seguir mi trabajo como para quienes quieran dejar de hacerlo.
  • Me falta decidir si voy a publicar el tercer volumen de Reflexiones de un Aprendiz de Brujo en formato libro, con los artículos del último año. Lo decidiré antes de navidad. ¿Qué opinan?

Enlace permanente a este artículo: https://aprendizdebrujo.net/2012/11/01/final-de-juego/

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